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Orar con los santos

Santa María Magdalena

 

El mes de julio recordamos a una de las primeras seguidoras de Jesús: María Magdalena. Ella fue una de las mujeres que viajó con Jesús y sus discípulos durante la vida pública del Maestro. Escuchó sus predicaciones, vio sus milagros y decidió seguirle. Su seguimiento llegó hasta la cruz. Fue de las pocas personas que estuvieron al pie de la cruz del Señor viendo su entrega total por la humanidad. Ella fue una de las primeras que recibió el anuncio de la resurrección y lo comunicó a los demás discípulos.  

 

Santa María Magdalena es ejemplo para nosotros de vida cristiana por su pasado. Como dicen los textos del Evangelio de ella salieron 7 demonios (Lc 8, 2). De esta manera María Magdalena nos enseña que en la vida cristiana es necesario cambiar de vida. Ser cristiano implica reconocer que se tienen fragilidades y debilidades. Que se necesita de la misericordia de Jesús que viene a liberarnos de todos los males que pueden estar haciéndonos daño.

 

También María Magdalena es modelo para los cristianos por su fe en el Maestro. Ella, después de ser tocada por la misericordia de Jesús y después de haber sido liberada, decide seguir al Señor. Elige una vida de discipulado que le implicaba dejar todo atrás y embarcarse en la aventura de seguir a Jesús. Su decisión fue tan firme que la llevó a no renegar del Maestro incluso en el momento de mayor incertidumbre: a los pies de la cruz (Jn 19, 25).

 

Ella demostró el gran amor que le tenía a Jesús justo cuando todos los demás lo habían abandonado. Ella estuvo en los momentos de gloria cuando Jesús era vituperado y alabado por sus grandes milagros. Lo escuchó cuando multitudes lo seguían para oírlo. Pero estuvo también con Él cuando todos lo consideraban un fracasado. Incluso fue a su encuentro cuando su cuerpo ya estaba sin vida. Todos estos gestos muestran su amor puro por el Señor. Ella lo amó y lo siguió en todo momento.

 

Por último, aprendemos de María Magdalena a ser testigos. Ella fue la primera que vio a Jesús resucitado (Jn 20, 11-18). Al verlo y reconocerlo corrió a anunciar a los demás discípulos la buena noticia. Jesús era verdaderamente el Cristo. No les había fallado; todo lo que les había dicho era verdad. Había vencido a la muerte y con su resurrección mostraba que era el Dios de la vida. Y María Magdalena fue de las primeras en tener el privilegio de anunciar esta verdad. 

 

Sirviéndonos del ejemplo de Santa María Magdalena quien dejó que su vida fuera tocada por la misericordia, fue seguidora del Maestro hasta la cruz y fue testigo de la resurrección, hagamos una oración en familia siguiendo esta guía.

 

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Nos reunimos en familia para aprender de Santa María Magdalena. 

 

Lector 1: «Se volvió y vio a Jesús de pie pero no lo reconoció. Jesús le preguntó: “Mujer, ¿por qué lloras?, ¿a quién buscas?”. Ella, creyendo que era el jardinero, le respondió: “Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo me lo llevaré”. Jesús le dijo: “¡María!”. Ella, acercándose, exclamó en hebreo: “¡Rabboni!” (que quiere decir “Maestro”).» Jn 20, 14-16

 

Lector 2: María Magdalena te pedimos tu intercesión para que podamos ser cristianos fieles a nuestro llamado de discipulado. Que aprendamos de ti a sabernos tan amados por el corazón misericordioso de Dios que lo sigamos hasta la cruz. Que no solo seamos fieles cuando las cosas van bien, sino que sigamos al Maestro cuando pesa la cruz y el seguimiento se vuelve duro y doloroso.

 

Lector 3: María Magdalena te pedimos tu intercesión para ser testigos. Que no nos avergoncemos de nuestra fe, sino que anunciemos al mundo a un Cristo vivo y resucitado. Que demos testimonio de que Jesús ha vencido la muerte y que ha venido para darnos vida en abundancia.

 

Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.

 

Oración:

Para que todos puedan participar en la oración es bueno tener una copia para cada miembro de la familia.

 

«Santa María Magdalena, primera discípula y amada del Maestro. Deseamos hacer una profunda experiencia del amor misericordioso de Dios que nos libera de todos los males que aquejan a nuestra familia. Que a partir de esta experiencia de amor nos convirtamos en discípulos de Jesús tomando nuestra cruz y siguiendo sus pasos. Y que este amor nos lleve a ser valientes testigos y anunciadores de la verdad del Evangelio. Santa María Magdalena, ruega por nosotros. Amén.»

 

Actividad simbólica:

Al terminar la oración cada uno puede compartir en familia cómo puede ser testigo de la fe en Jesús en sus propia realidad y entorno. Por ejemplo: en el trabajo, en la escuela, en la familia, entre los amigos o en la parroquia.



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