«María conservaba todas estas cosas meditándolas en su corazón»
El mes de mayo es para todos nosotros los mexicanos una ocasión para celebrar y festejar el amor más grande; el amor de la madre. Por lo que, dedicamos un día especial e incluso el mes entero a honrar, dar gracias y festejar a las mamás. Ellas son para nosotros el fiel reflejo del corazón de Dios que ama sin esperar nada a cambio, es decir, que nos ama de modo incondicional. Para poder comprender a nuestras mamás para así agradecerles todo lo que han hecho por nosotros es bueno meditar en el ejemplo de la madre de Dios: María.
Introducción:
Un miembro de la familia puede leer en voz alta la siguiente introducción.
Nos reunimos todos para agradecer, honrar y festejar a nuestra mamá. Ella es el pilar de la familia y nos ha sostenido desde nuestra infancia hasta este momento. Su amor incondicional y fiel nos hace tocar el corazón de Dios y por eso queremos celebrarla en familia.
Lectura:
Se lee en familia el siguiente texto de la escritura:
«María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón»
Lc 2, 19
Reflexión individual y familiar:
Se pueden servir de estas ideas para reflexionar sobre el texto antes leído.
El texto que acabamos de leer es un texto muy breve pero que contienen una gran enseñanza para nosotros. Para poder agradecer lo que nuestras mamás hacen por nosotros es necesario acercarnos al corazón de una madre. Necesitamos ser conscientes de lo que sufren, de lo que se alegran y de lo que llevan en su interior. Lucas nos permite acercarnos, aunque sea un poco, al corazón de la madre de Dios. Ella, como todas las madres, sufrió, se alegró, tenía dudas y temores, se admiraba… Por lo que el texto de Lucas nos puede ayudar para comprender un poco más a las mamás y así agradecerles todo lo que han hecho por nosotros.
Lo primero es entender el contexto en que estas palabras fueron escritas. Lucas nos relata el nacimiento del salvador. Como sabemos bien Jesús nace en situaciones muy adversas. En lugar de haber nacido en su casa, con la ayuda de las comadronas de la aldea, Jesús nace en Belén, en otra ciudad, en un pesebre y María se encuentra sola con José. Después de esa experiencia tan dura para María, pero a la vez de tanto gozo por el nacimiento del salvador, el evangelista nos relata la visita de los pastores. Los pastores se acercan al niño y relatan lo que los ángeles habían anunciado sobre este niño. Todos los presentes se admiran. Sin embargo, María reacciona de otra manera. Es ahí donde el evangelista coloca la frase que acabamos de leer: «María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón». ¿Qué significado tiene esta frase?
El evangelista nos dice que María conservaba todas las cosas. El verbo conservar en griego tiene un significado más amplio. Se puede traducir por preservar, proteger, algunos lo traducen por atesorar o incluso otros consideran que se podría traducir por conservar en la memoria. Las mamás tienen el don de conservar todas las vivencias familiares. Es decir, todo lo que vivimos, bueno o malo, se conserva y por lo tanto, se protege, en la memoria de nuestra madre. Nuestra mamá sabe lo que hemos sufrido, lo que hemos llorado, conoce lo que nos alegra, es consciente de lo que nos molesta y lo que nos agrada. Y muchas veces ni siquiera se lo tenemos que decir. Ella lo sabe porque es nuestra madre.
Pero no solo lo sabe sino, como el verbo mismo lo indica, lo protege. Es decir, la madre es protectora de nuestra intimidad. Ella jamás va a utilizar esa información que tiene de nosotros para hacernos un mal, al contrario, lo atesora. Ella hace tesoro de todas nuestras vivencias porque las ve con amor. Es capaz de penetrar hasta lo más íntimo del corazón y comprender aquello que nadie comprende. Por eso la madre es quien más es capaz de perdonar. Cuando hacemos algo malo, algo que daña a la familia, nuestros hermanos o nuestros padres puede ser que no nos perdonen. Pero una madre, una madre, siempre perdona. Porque ella conoce nuestras vivencias, las ha conservado, las ha protegido y las ha atesorado.
Y las lleva a su memoria. Con la memoria, el pueblo hebreo, conmemoraba las acciones de Dios en favor de su pueblo. El pueblo no sólo recordaba, sino que actualizaba, a través de la memoria, todo ese bien que Dios había hecho en favor de ellos. Así también las mamás conservan en la memoria actualizando todo el bien que nosotros somos para ellas. Ellas nos ven en la totalidad de nuestra vida. No se centran en lo malo ni en lo bueno, sino que traen a la memoria lo que nosotros somos para ellas. Y esa memoria les hace constantemente recordar que somos un don. Ellas nos han acogido como don y nos siguen acogiendo como don. Seamos buenos o malos ellas nos aman porque más que nadie saben que somos don y es por eso que el amor que recibimos de ellas es incondicional.
Actividad simbólica:
Después de leer esta breve reflexión se les invita a reunirse en familia. El regalo más grande que podemos darle a nuestras mamás este día de las madres es estar todos juntos. La actividad simbólica que se les propone es pedirles a las mamás que nos digan un momento que han conservado en su memoria sobre nosotros en donde hemos sido para ellas un don. Después de escuchar esa memoria cada hijo le puede regalar una flor blanca a su mamá agradeciendo así la pureza del amor que han recibido de ellas.
Oración:
Se termina este momento con una oración que pueden recitar todos juntos en voz alta.
María, madre de Dios, ponemos en tu corazón inmaculado a nuestra mamá. Ella es madre como tú y por eso queremos que la acojas y la protejas en tu corazón. Enséñale a ser madre como lo fuiste tú para que experimentando su amor podamos sentir el amor del corazón mismo de Dios. Amén.