«No nos cansemos de hacer el bien»
Estamos en el mes de julio, último mes escolar y por lo tanto el cierre del año para muchos miembros de la familia que asisten a la escuela. Como cualquier término de un año o un ciclo es bueno ver para atrás para reconocer lo vivido. No sólo lo positivo, sino que también encontrar aquello que podemos mejorar. Este artículo será una guía para que, en familia, se pueda ayudar a lo niños a ver el año escolar, sus éxitos y sus fracasos para encausar el próximo año con nuevas energías y nuevos retos.
Introducción:
Un miembro de la familia puede leer en voz alta la siguiente introducción.
Estamos juntos para recoger los frutos del año escolar de cada uno de los miembros de la familia. En este año cada uno ha tenido éxitos, retos que ha vencido, dificultades que afrontar y nuevas áreas de oportunidad. Como familia queremos reconocer esos méritos y a la vez ser conscientes de las cosas que hay que mejorar.
Lectura:
Se lee en familia el texto de Gal 6, 1-10. Aquí se recogen algunos versículos importantes:
«Hermanos, si alguno comete una falta, ustedes, los que viven según el Espíritu, corríjanlo con humildad… Que cada uno examine su propio actuar para que su motivo de orgullo esté en sí mismo y no en el otro… Porque lo que uno siembra eso cosechará… No nos cansemos de hacer el bien, porque, si no desfallecemos, cosecharemos los frutos a su debido tiempo.» Gal 6, 1.4.7.9
Reflexión individual y familiar:
Se pueden servir de estas ideas para reflexionar sobre el texto antes leído.
El texto que acabamos de leer es dirigido por Pablo a los Gálatas. Es un texto óptimo para arrojar luz sobre el año escolar que acabamos de vivir. Es bueno hacer una pausa en la vida y ver para atrás para encontrar todo lo bueno y para darnos cuenta de los aspectos que hay que cambiar o mejorar.
Que cada uno examine su propio actuar
Lo primero que Pablo nos invita a hacer es examinar el propio actuar. Somos nosotros los primeros que debemos dar una lectura crítica de nuestro modo de haber afrontado el año anterior. Nosotros sabemos los motivos por los cuales hemos tomado ciertas decisiones y somos responsables de ellas. Es por eso que lo primero es entrar dentro del interior y ser sinceros.
Para ello es necesario pedirle mucha luz al Espíritu Santo. Nosotros, a veces, no somos conscientes del modo en el que actuamos y necesitamos que sea Dios mismo, con su luz, el que nos haga ver cómo ha sido este año. Y lo más importante es que Dios no sólo nos hace ver, desde una perspectiva superficial, lo que hemos hecho o dejado de hacer, Él nos ayuda a ir a fondo y a encontrar los verdaderos motivos de nuestro actuar.
Si alguno comete una falta corríjanlo con humildad
Ahora bien, a veces nosotros no somos conscientes de los que hacemos tanto positivo como negativo. A veces somos muy duros con nosotros mismos y no nos damos cuenta de todo el bien que hemos hecho durante este año. O a veces no somos capaces de reconocer aquellos aspectos o áreas en nuestra vida que debemos mejorar. Por eso es importante que las personas que nos quieren nos lo digan.
La opinión de un externo siempre ayuda a tener una retroalimentación sana. Ahora bien, la persona que nos puede dar esa retroalimentación debe ser alguien que nos quiere. Sólo aquél que ha invertido en nuestra amistad y que nos ha amado entonces tiene derecho a corregirnos. Sabemos que lo hace por amor y por eso lo recibimos desde su cariño y no desde la venganza o la envidia.
Y también, nos dice San Pablo, que la corrección debe ser desde la humildad. Es decir, la persona que nos haga esta retroalimentación debe ser alguien que es humilde. La persona humilde no se siente superior o se cree mejor que los demás. Es una persona sencilla que ella también sabe que es limitada y que comete errores. Por lo tanto, sabe cómo decir las cosas para no herir.
No nos cansemos de hacer el bien
Por último, dentro de este análisis del año escolar es necesario comprender qué es lo que verdaderamente importa. En este año pudimos haber tenido muchos éxitos en la escuela, en el deporte, en un proyecto, etc… Hay muchos éxitos humanos. Éstos están bien, sin embargo, no son lo más importante. San Pablo dice con claridad que lo que no nos debemos cansar es de hacer el bien. Así es que la pregunta más pertinente este año es: ¿cuánto bien he hecho durante el curso 2019-2020?
Esto es lo que verdaderamente merece la pena sembrar. Si sembramos amor tendremos una cosecha abundante. El amor es lo que vale la pena invertir en la vida. Y si no hemos cosechado amor, si nos encontramos solos, si nadie nos ha agradecido por este año, entonces quizá hay que empezar por sembrar amor. Todos cosechamos lo que sembramos. Para el próximo año ¿qué quieres cosechar? Empieza por sembrar eso que quieres cosechar.
Actividad simbólica:
Después de leer estas breves reflexiones se les invita a reunirse en familia. Ya reunidos cada uno puede escribir en una hoja qué aspectos positivos ha visto de su año escolar y qué aspectos negativos. Después un miembro de la familia puede felicitar a otro por los éxitos de este año, pero también decirle un aspecto en el que debe trabajar y mejorar. Por último, cada uno, en un papel puede escribir la respuesta a esta pregunta: ¿Qué quiero cosechar el próximo año? Siendo consciente que lo que queremos cosechar es lo que debemos sembrar
Oración:
Se termina este momento con una oración que pueden recitar todos juntos en voz alta.
Espíritu divino ilumina nuestra mente y nuestro corazón para ver con los ojos de Dios este año escolar que ha terminado. Que nos alegremos por todo lo positivo que hemos vivido, pero a la vez que nos decidamos a cambiar lo negativo sabiendo que lo que sembremos será lo que cosecharemos. Amén.