Orar con los santos
San Pablo
Este mes de junio celebramos al gran apóstol de los gentiles: Pablo de Tarso. Él fue un ferviente fariseo quien quiso eliminar lo que para él era en ese momento una secta: el cristianismo. Camino a Damasco persiguiendo a los cristianos tuvo un encuentro con Jesús. Según el relato de los Hechos de los Apóstoles, el mismo Jesús se le manifestó haciéndole comprender que persiguiendo a los cristianos lo perseguía a Él: «“Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?”. Él respondió: “¿Quién eres, Señor?” y él: “Yo soy Jesús, a quien tú persigues”» (Hch 9, 4-5). Este encuentro con el Maestro le cambió la vida. De perseguidor se convirtió en uno de los más grandes apóstoles del cristianismo primitivo.
El gran Pablo, después de su conversión y antes de dedicarse de lleno a la evangelización, tuvo un tiempo de profunda intimidad con el Señor. Los Hechos de los Apóstoles relatan que después de la experiencia que tuvo de encuentro con Jesús pasó tres días sin ver, sin comer ni beber. Este hecho se puede interpretar de manera literal, es decir, se quedó ciego por un tiempo. Pero también se puede interpretar de manera espiritual. Pablo había tenido un encuentro con la luz de Jesús resucitado. Había sido tan fuerte y brillante esa luz que le dejó ciego. Necesitó tres días para recuperarse de esa profunda experiencia.
Su ceguera fue tiempo de preparación para su misión. Él, antes de salir a predicar el Evangelio, necesitaba tener un íntimo encuentro en la soledad y en la oscuridad con Aquel que se había presentado en su vida como la verdadera Luz. Pablo pensaba que, como fariseo ortodoxo, fiel cumplidor de la Ley había encontrado el camino de su felicidad. Y el suceso de Damasco le rompió todos los esquemas. Necesitaba días de soledad y de separación del mundo para poderlo asimilar.
Además de esos primeros tres días sin ver ni comer ni beber, Pablo dedicó unos meses en el desierto para profundizar en su experiencia de conversión. Este tiempo en el desierto recuerda los 40 días que Jesús mismo estuvo en el desierto antes de su vida pública preparándose para su misión. Así también Pablo, seguidor del Señor, tuvo un tiempo de preparación en la soledad y en la oración antes de iniciar su misión de evangelización a los gentiles.
Después de estas experiencias de intimidad con Dios entonces si Pablo estaba listo para llevar a cabo sus viajes de predicación de la buena nueva. Había sido tan transformante el encuentro con Jesús en Damasco que eso le llevó a darlo a conocer a todas las personas con las que se encontraba. Una de sus aportaciones más importantes fue la de llevar el mensaje de Jesús al mundo pagano colaborando así para que la salvación de Jesús llegara a todos los pueblos. Fueron tres sus viajes misioneros en los que, en medio de dificultades y sufrimientos, dio a conocer el mensaje de la salvación. Su vida culminó con la corona del martirio. Fue condenado a muerte y por ser ciudadano romano fue decapitado con la espada.
Habiendo reflexionado sobre la figura de San Pablo, hagamos una oración en familia siguiendo esta guía para aprender del apóstol de los gentiles.
Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Nos reunimos en familia para orar con el ejemplo de San Pablo.
Lector 1: «Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí.» Gal 2, 20.
Lector 2: San Pablo nos presentamos ante ti implorando tu intercesión para alcanzar para nosotros y para los que más amamos el don de la conversión. Te pedimos que cuando Jesús resucitado se nos manifiesta con su luz seamos dóciles a percibir su presencia y escuchar su mensaje como lo hiciste tú. Y que esa luz y esas palabras transformen nuestra vida para siempre.
Lector 3: Apóstol de los gentiles te pedimos tu ayuda para que busquemos lo medios para profundizar en nuestra fe. Que antes de ir a predicar o evangelizar, nos preparemos con un encuentro íntimo con el Señor. Que aprendamos de tu ejemplo a tener nuestros momentos de “desierto”. Que nos separemos constantemente del mundo para encontrarnos en la intimidad y la soledad con el Señor. Solo así podremos ser verdaderos testigos suyos como lo fuiste tú.
Lector 4: Te pedimos, San Pablo, que alcances para nosotros y para nuestra familia el don del impulso misionero. Que habiéndonos dejado encontrar por Jesús en nuestro camino y habiendo tenido un encuentro íntimo con Él en la soledad vayamos por todo el mundo a llevar la buena nueva del Evangelio. Que no nos cansemos de decirle al mundo que hay un Dios que los ha amado y salvado: Jesús de Nazaret.
Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.
Oración:
Para que todos puedan participar en la oración es bueno tener una copia para cada miembro de la familia.
«San Pablo acudimos a ti conscientes de nuestra necesidad de conversión. Así como tú nos hemos perdido y en nuestro caminar queremos que Jesús nos salga al encuentro. Te pedimos que intercedas por nosotros para tener un corazón dócil que reconozca la luz y la voz de Dios que nos habla. Te pedimos que nos enseñes a darnos el tiempo de permanecer en el desierto y en la soledad con el Señor. Que no queramos ir al mundo sin antes haber afianzado nuestra experiencia de Dios. y una vez que estemos listos intercede por nosotros para que tengamos la valentía de llevar el mensaje de la salvación a las personas que nos rodean. Amén.»
Actividad simbólica:
Al terminar la oración cada uno puede identificar un tiempo al día o semanal para hacer oración y tener así un encuentro en la soledad y en el silencio con Dios para poder ser fortalecido para cumplir con la propia misión.