Orar con los santos
Santa Cecilia
En noviembre celebramos a la bella virgen y mártir romana Santa Cecilia. Ella vivió en la era de los primeros cristianos. Se cree que murió en el año 232 padeciendo el martirio por su fe. Es poca la información que se tiene de su vida. Se cree que era de una familia acomodada de Roma y que fue desposada en contra de su voluntad con un pagano llamado Valerio.
La primera virtud característica de esta santa es la virginidad. Su esposo aceptó su deseo de permanecer virgen. Es por eso que Santa Cecilia nos enseña el valor de la pureza. En el Evangelio se indica que los limpios o puros de corazón podrán ver a Dios cf. Mt 5, 8. La pureza es una virtud necesaria para poder encontrar y ver a Dios en la oración. Cuando deseamos orar y no somos capaces de percibir la presencia de Dios podemos preguntarnos por la pureza de nuestro corazón. Un corazón puro y limpio tiene una mayor facilidad para ver a Dios que es La Pureza.
La segunda virtud es el martirio. En los inicios del cristianismo la manera más radical de seguir al Señor era la de padecer el martirio en su nombre. Se cree que el motivo de la condena a muerte de Santa Cecilia fue la sepultura de los mártires. Su esposo, convertido al cristianismo, realizaba este gesto de caridad cristiana y tanto él como Cecilia su esposa fueron condenados a muerte por este motivo. El martirio era considerado como el seguimiento de Cristo y la identificación con Él en su destino de muerte.
La oración debe ser para nosotros también eso; ocasión para identificarnos con Cristo. Quizá ahora no tenemos la oportunidad de ser como Jesús en su muerte física. Pero si estamos invitados a morir a nosotros mismos y darnos por entero a los demás hasta ser como Jesús. Santa Cecilia tuvo la gracia de padecer el mismo destino que Cristo. Turco Almaquio ordenó que la santa fuera degollada. Fue herida tres veces con el hacha y después de días de agonía murió en el nombre de Jesús.
Por último, en tercer lugar, Santa Cecilia es modelo para nosotros de alabanza a Dios. En el acta de su martirio se indica que la santa cantó durante el tormento que realizaron las autoridades para darle muerte. Es por eso que es considerada patrona de los músicos. Esto nos sorprende ya que una persona al ser condenada a muerte expresa miedo y temor. En cambio Cecilia cantaba y alababa a Dios. Esto nos hace ver que ella sabía bien cuál era su destino. Aceptaba el martirio porque sabía que después de esa muerte estaba la victoria definitiva. Es así como, ya desde antes de morir, realizaba cantos de alabanza a Dios y se unía a los coros de los ángeles y los santos. Se estaba preparando para el momento definitivo de su encuentro con el Señor y de su acceso a la Gloria. Nosotros también en la oración estamos invitados a formar parte de la liturgia celestial. Nos unimos a los ángeles y a los santos en un solo canto para alabar y bendecir a Dios como lo hizo Santa Cecilia.
Habiendo reflexionado sobre la vida de la virgen y mártir Santa Cecilia, hagamos una oración en familia siguiendo esta guía para pedir que Dios nos permita seguir el ejemplo de esta santa.
Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Nos reunimos en familia para aprender de Santa Cecilia y así crecer en nuestra vida de oración.
Lector 1: «Estos son los que vienen de la gran tribulación; ellos han lavado sus vestiduras y las han blanqueado en la sangre del Cordero. Por eso están delante del trono de Dios y le rinden culto día y noche en su Templo.» Ap 7, 14-15
Lector 2: Santa Cecilia Virgen, te pedimos que custodies nuestro corazón para que pueda conservar su pureza. Que a ejemplo tuyo mantengamos nuestra alma limpia de toda mancha y así podamos contemplar constantemente cara a cara el rostro del Señor en oración.
Lector 3: Santa Cecilia Mártir, te pedimos que nos enseñes a identificarnos con Cristo en la oración. Que nuestra oración dé fruto de transformación interior por el contacto con Cristo. Así como tú, queremos adherirnos a la muerte de Cristo para también poder resucitar con Él.
Lector 4: Santa Cecilia, patrona de los músicos, te pedimos que intercedas por nosotros para que tengamos el don de la alabanza. Que podamos elevar nuestro canto a Dios y sepamos unirnos a los coros de los ángeles y santos en el cielo para alabar y bendecir a nuestro Dios. De esta manera podremos vivir el cielo en la tierra como lo hiciste tú antes de tu martirio.
Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.
Oración:
Para que todos puedan participar en la oración es bueno tener una copia para cada miembro de la familia.
«Gloriosa Santa Cecilia virgen y mártir, nos acercamos a ti en familia para pedirte la gracia de la oración. Deseamos penetrar los misterios de Dios a través de la pureza de nuestro corazón. Tú que te mantuviste pura de cuerpo y alma enséñanos el camino de la pureza en el amor. Alcanza las gracias que necesitamos para confesar nuestra fe hasta el último momento de nuestras vidas, aunque eso implique el martirio. Suplica al Padre por nosotros para que recibamos el don del Espíritu de Alabanza para que nuestros labios, con bellos cantos, se eleven para bendecir y glorificar a nuestro Dios. Amén.»
Actividad simbólica:
Al terminar la oración en familia se puede elegir un canto que favorezca a la oración para que, junto a la patrona de los músicos Santa Cecilia, se entone en acción de gracias y alabanza a Dios.