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Orar con los santos

Virgen de Guadalupe

 

Los artículos de este año han estado dedicados a orar con los santos. Todos ellos han estado dirigidos al encuentro íntimo de los santos con Dios y hemos aprendido de ellos a orar en familia. Este último artículo estará dedicado a orar a María. Ella es madre de todos los creyentes y en Latinoamérica es especialmente venerada con la advocación de la Virgen de Guadalupe. Ella comunicó un mensaje muy concreto al indio San Juan Diego. Al analizar las palabras de la Virgen podemos entender la manera en que quiere que nos dirijamos a ella en la oración.

 

El primer mensaje que recibió San Juan Diego de la Virgen fue su deseo de que le fuera construido un templo en el cerro del Tepeyac. El motivo por el cuál la Virgen quería tener ahí un templo es expresado en el Nican Mopohua de esta manera: «Deseo vivamente que se me construya aquí un templo, para en él mostrar y prodigar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa a todos los moradores de esta tierra y a todos los que me invoquen y en Mí confíen.»

 

Para poder crecer en nuestro amor a María y para comprender como debemos orar a la Virgen este texto nos puede dar una orientación. Lo primero que está expresado en el Nican Mopohua es el deseo de la Virgen que se le construya un templo. A veces pensamos que somos nosotros los que debemos desear ir al encuentro de María. Sin embargo, este texto nos hace ver que es ella la primera que arde en deseos de amar a sus hijos encomendados por Jesús. Ella es la que da el primer paso para el encuentro con nosotros. De hecho, la historia de Juan Diego lo confirma. Él no estaba buscando a la Virgen y su auxilio, sin embargo, la necesitaba. Y es por eso que ella le salió al encuentro deseando manifestarse en su vida.

 

Lo segundo que podemos aprender de este texto es que en la oración María quiere mostrar y dar todo su amor, su compasión, su auxilio y su defensa. A veces buscamos por varios medios alguien que nos pueda ofrecer justo lo que María nos promete. Ella, en la oración, nos ama. Nos muestra el amor incondicional de su corazón. En la oración muestra su compasión. Nunca juzga al pecador, sino que lo acoge con brazos abiertos mostrándole el camino de la misericordia del Padre. En la oración también María da a los necesitados su auxilio e intercesión. Ella ruega al Padre en nuestro nombre para pedirle que nos conceda los bienes para vivir en bienestar. Y en la oración María acude a nuestra defensa en las batallas contra el enemigo.

 

De esta manera podemos darnos cuenta de que en la oración dirigida a María es ella la que desea salir al encuentro de nosotros y es ella la que quiere ser dispensadora de las gracias de Dios para cada uno de nosotros. Por lo que lo más importante en la oración a María es aprender a ser niños que acuden, como dice el texto del Nican Mopohua antes citado, con confianza a su Madre. Esta actitud de niños es difícil de adquirir. Estamos acostumbrados a la autosuficiencia. Queremos controlar y llevar las riendas de nuestras vidas. Queremos ser los protagonistas del amor y de la entrega. Pero en las cosas de Dios esto es al contrario. El Señor nos pide acudir a Él y a su Madre como niños con la confianza plena de que ellos serán nuestro auxilio.

 

Habiendo reflexionado sobre la manera en que el Nican Mopohua nos enseña a dirigirnos con confianza a la Virgen de Guadalupe, hagamos una oración en familia siguiendo esta guía.

 

Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Nos reunimos en familia para invocar la presencia de la Madre de Dios; la Virgen de Guadalupe, para recibir de ella amor, compasión, auxilio y defensa. 

 

Lector 1: «Oye y ten entendido, hijo mío el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige. No se turbe tu corazón, no temas esa ni ninguna otra enfermedad o angustia. ¿Acaso no estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo?». Nican Mopohua

 

Lector 2: Virgen de Guadalupe acudimos a ti en familia para pedirte que nos ayudes a tener un corazón de niños. Que con sencillez vayamos a tu encuentro para recibir todos los dones que como Madre quieres obtener para nosotros. Intercede por nuestra familia ante el Padre y míranos siempre con compasión.

 

Lector 3: Virgen de Guadalupe queremos abrir nuestro corazón para recibir tu amor incondicional de madre. Haznos comprender que no quieres nada de nosotros. Más bien que te acercas como una madre para colocarnos en tu regazo y llenarnos de tu amor tierno y compasivo. 

 

Lector 4: Virgen de Guadalupe guíanos en nuestro camino hacia el Padre. Te pedimos que nos defiendas especialmente del enemigo que, a través de la mentira, quiere alejarnos de Dios. Te pedimos que nos coloques bajo tu manto para que, cubiertos por tu protección, el enemigo no pueda hacernos perder de vista nuestro destino final que es el cielo.

 

Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.

 

Oración:

Para que todos puedan participar en la oración es bueno tener una copia para cada miembro de la familia.

 

«Virgen Madre, toma mi mano y llévame a Jesús. Quiero seguir tus huellas, pronunciar tus palabras, tener tus mismas actitudes, amar con tu corazón. Condúceme por el camino que ya has recorrido. Jesús te ha querido hacer mi Madre para que me enseñes a ir a Él. Tu presencia tierna de Madre me sostiene en esta constante lucha por amar a Dios y a los hombres como los amaste tú. Intercede ante Dios por mí y nunca dejes de ser la Madre que en lo oculto busca mi bien y lo alcanza de su Hijo. Quédate conmigo, Madre mía, que en ti me siento seguro. Amén.»

 

Actividad simbólica:

Al terminar la oración en familia se puede hacer una entrega de flores a una imagen de la Virgen María que se tenga en casa acompañando este gesto de amor a la Virgen con un canto mariano.



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