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«La Palabra de Dios es viva y eficaz»

 

El artículo de este mes está dedicado a la Palabra de Dios. Uno de los anhelos más grandes de los católicos es hacer de su hogar una Iglesia doméstica en donde Dios sea el centro de la misma. A veces no sabemos como hacer que Dios sea el centro. Un medio muy concreto para lograrlo es favorecer que la familia se deje conducir por la Palabra de Dios. Que la Palabra sea lo que ilumine, guie, consuele, enseñe, manifieste, transforme y actúe en el seno de la familia. Para ello es bueno tener un momento para entronizar la Biblia y colocarla en un lugar especial y central en la casa para que todos puedan acudir a ella. Este artículo propone un esquema para hacer una entronización de la Biblia

 

Introducción:

Un miembro de la familia puede leer en voz alta la siguiente introducción.

Estamos aquí reunidos porque deseamos que la Palabra de Dios sea la luz en nuestros pasos, que sea viva y eficaz en nuestras vidas, que al escucharla y obedecerla seamos dichosos. Por eso queremos colocar la Biblia, que contiene la Palabra divina, en el centro de nuestra casa y con este gesto expresar que la Sagrada Escritura se encuentra en el centro de la familia y en el centro del corazón de cada uno de nosotros. 

 

Lectura:

Se lee en familia el siguiente texto tomado de la Carta a los Hebreos:

«La Palabra de Dios es viva, eficaz y más cortante que una espada de dos filos: ella penetra hasta dividir alma y espíritu, articulaciones y médulas, y discierne las intenciones y pensamientos del corazón.» Heb 4, 12

 

Reflexión individual y familiar:

Se pueden servir de estas ideas para reflexionar sobre el texto antes leído.

 

Cuando nos acercamos en familia a los textos bíblicos una primera impresión que nos puede dar es que nos encontramos con palabras que nos transmiten un mensaje. Las leemos y las consultamos para encontrar en ellas la voz de Dios que nos habla y nos manifiesta su querer. Sin embargo, Dei Verbum 12 nos dice que Dios no sólo se revela a través de palabras, sino que la revelación contiene también hechos y obras. Esto quiere decir que el mensaje de Dios que se nos revela en la escritura no es sólo una palabra que se pronuncia para ser escuchada, sino que es la obra de Dios manifestada a través de palabras.

 

Para comprender esta idea nos podemos servir de la definición del sustantivo, palabra, en hebreo. En hebreo el sustantivo palabra viene de la raíz del verbo dabar que significa hablar. Por lo tanto, el sustantivo palabra, tiene en sí un matiz verbal; de acción. Se puede traducir por: acontecimiento. Esto quiere decir que cuando Dios habla, obra, actúa, acontece a través de la palabra de Dios.

 

Esto lo encontramos en la Biblia en el primer relato de la creación narrado en Gn 1, 1 – 2, 4. El autor sagrado nos presenta dos modos de crear de Dios. Uno es por la acción refiriéndose a una manufactura artesanal. Y el otro es la creación por la palabra: Dios al hablar, crea; actúa. A través de este modo de crear por la palabra, el autor sagrado nos está indicando que Dios creó todo a través de la palabra para entrar en relación o en diálogo con toda su creación. Por tanto, la creación tiene como mediación a la palabra. Esto quiere decir que entre Dios y el hombre está la palabra.

 

También, el pueblo de Israel considera la acción de Dios a través de la palabra en el modo de dividir y denominar la Biblia Hebrea. Los primeros 5 libros de la Biblia son llamados la Torah. Ahí se relata la historia de la salvación desde la creación, la elección de los patriarcas, la liberación de Egipto, la configuración del Pueblo, el don de la ley hasta el regreso a la tierra prometida. La palabra Torah solemos traducirla de manera rápida y reductiva a ley. Sin embargo, la Torah es un concepto más amplio. Una de sus acepciones es el de revelación. Ahí se encuentra reflejado, en palabras, las obras de Dios para con su pueblo. Es donde vemos que Dios ha actuado al hablar en la vida de su pueblo.

 

Pero este aspecto de palabra como acontecimiento no sólo se ve reflejado en el AT. También en el NT, en la plenitud de los tiempos, vemos este elemento. Sobre todo, lo encontramos en la teología juánica. Juan, en su prólogo, indica que el Verbo, la Palabra, se hizo carne y puso su morada entre nosotros cf. Jn 1, 14. Jesús de Nazaret es el acontecimiento último y definitivo de la historia de la salvación. Él, a través de signos, discursos y la hora, lleva a cabo la acción de salvación definitiva. Es el mediador de Gn para hacer una creación nueva y es la Torah, la nueva ley, la revelación definitiva que se cumple en Él.

 

En nuestra vida nosotros también vemos este aspecto de palabra como acontecimiento en una de las cualidades con la que la Carta a los Hebreos califica a la Palabra de Dios: eficaz. Esa palabra creadora, la Torah como acontecimiento y la Palabra hecha carne, sigue actuando en el corazón del hombre cuando éste entra en contacto con la Palabra de Dios contenida en la escritura. Ahí radica su importancia. Hoy entronizamos en nuestro hogar a la Palabra de Dios no sólo para que podamos consultar el mensaje escrito de Dios. Entronizamos la Palabra, sobre todo, para que ella sea la que actúe en la vida de cada miembro de la familia y en la familia misma. La entronizamos para que la historia de la salvación se siga actualizando en nuestro hogar. Que Dios, a través de su Palabra, no sólo nos hable, sino que realice su obra de amor y liberación en nuestra familia.

 

Actividad simbólica:

Después de leer estas breves reflexiones se les invita a reunirse en familia y a entronizar la Palabra de Dios. Se les invita a elegir un lugar apropiado en la casa en el que se pueda colocar la Biblia quizá adornado con flores y velas. Antes de colocarla cada miembro de la familia puede besar la Biblia como símbolo de veneración a la Palabra. Un miembro de la familia coloca la Biblia en el lugar preparado para ella y se recita la oración.

 

Oración:

Jesucristo, Palabra del Padre, colocamos en medio del hogar nuestra Biblia como símbolo externo de la centralidad de la Palabra en nuestra familia. Te pedimos que esta Palabra sea viva y eficaz en nuestras vidas, que penetre hasta lo más profundo de nuestro corazón, que nos ayude a discernir las intenciones y pensamientos de nuestro corazón y que actúe en nuestro hogar trayendo así salvación a nuestras vidas. Amén.



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