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«Y Dios vio que era bueno»

Nuestra tierra, llamada por el Papa Francisco: la casa común, es el lugar que nos acoge para permitirnos vivir en bienestar. Últimamente, a nivel mundial, se nos ha invitado a reflexionar sobre qué estamos haciendo con nuestro planeta. La basura, la contaminación, el crecimiento exponencial del urbanismo, etc… nos hacen ver que estamos haciendo daño a nuestra casa común. Todo lo contrario a lo que nos ha mandado Dios desde los orígenes de la creación. En este texto analizaremos la misión que le fue encomendada a Adán y Eva y en ellos a todos nosotros con relación a la tierra.

Introducción:

Un miembro de la familia puede leer en voz alta la siguiente introducción.

Estamos aquí reunidos porque deseamos reflexionar sobre el lugar que nos corresponde en relación con nuestro planeta, nuestra tierra y nuestra casa común. Y al reflexionar también estamos llamados a cambiar ciertas actitudes con relación a nuestra tierra. Y por último a elevar una oración al Padre para que regenere y sostenga todo ser viviente, no sólo a los seres humanos.

Lectura:

Se lee en familia el texto de Génesis 1, 1 – 2, 4. 

Se presentan algunos versículos significativos:

«Dijo Dios: que las aguas tengan abundancia de seres vivientes y que los pájaros vuelen sobre la tierra en la amplitud del firmamento del cielo… Y Dios vio que era bueno. Dijo Dios: que la tierra produzca seres vivientes de todas las especies… Y Dios vio que era bueno… Dios los bendijo (Adán y Eva) diciendo: sean fecundos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla, dominen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todo animal que se arrastra sobre la tierra.» Gn 1, 20.21.24.25.28

Reflexión individual y familiar:

Se pueden servir de estas ideas para reflexionar sobre el texto antes leído.

El texto que hemos presentado se encuentra en el primer relato de la creación. En este relato se describe como, del caos, del estado sin forma y vacío de la realidad, Dios crea. Esto es, Dios va dando, progresivamente forma a todo lo creado y va llenado ese espacio. Esto se presenta en una división por días en donde los primeros tres días Dios da forma a todo: crea el tiempo, crea el espacio y crea el hábitat. Los siguientes tres días Dios llena ese espacio que ha formado con los astros del cielo, los peces del mar, las aves, los animales y finalmente el hombre.

Esta creación la realiza como un artesano que con sus manos va haciendo todas las creaturas. Pero también la realiza a través de su palabra. Cuando Dios dice, las cosas existen. A través de un diálogo, de una relación personal, Dios va generando con mediación de su palabra toda la realidad creada. Cuando concluye cada uno de los días de su creación el autor sagrado indica que Dios ve que todo lo que había creado era bueno. ¿Qué significado tiene esta expresión?

La expresión: «Y Dios vio que era bueno» no se refiere a un juicio estético. Es decir, no se refiere solamente a que todo es bello o que es bondadoso. Más bien el autor sagrado quiere indicar que todo lo creado es bueno desde la perspectiva de un juicio ontológico. Las creaturas son buenas en cuanto a que responden con la intención para las que fueron creadas. Son buenas porque cumplen con el objetivo para lo que Dios las hizo: alabar al creador. La bondad de toda creatura se caracteriza por encontrar un orden dentro del desorden del caos. Dios ordenó toda la realidad hacia un fin y si las creaturas cumplen con ese fin entonces son buenas. 

Ahora bien, este orden causado por Dios debe ser operado por el hombre. Dios le pide al hombre que domine sobre los peces del mar, las aves del cielo y todo animal que se arrastra sobre la tierra. Este dominio sobre lo creado se manifiesta en la concesión que le da Dios a Adán de ponerle nombre a todo lo creado. Adán les pone el nombre a todos los seres vivientes y así los domina. Ahora bien, para nosotros la palabra dominar puede significar que un superior puede hacer lo que quiera con su inferior. Tiene un tiente negativo en donde casi consideramos que el que domina es prácticamente el dueño del dominado.

En este texto bíblico no es el significado de la palabra dominar. Cuando Dios le pide a Adán y a Eva que dominen sobre las creaturas no lo hace con el afán de que el hombre haga lo que quiera con ellas. Sino que más bien lo hace para indicar que el hombre tiene la misión de hacer que todo lo creado conserve su bondad. Pero la bondad en el sentido que se ha explicado anteriormente. El hombre está llamado a conducir a todos los seres hacia el fin para lo que fueron creados. Él debe mantener el equilibrio de lo creado. Se puede decir que es el liturgo de la creación, el que hace visible y audible la alabanza implícita y secreta que toda la creación tributa a Dios, fin para lo que todo fue creado.

Es momento entonces de reflexionar: ¿Cómo llevamos a cabo nuestra misión de dominar la tierra? ¿Consideramos que el plantea nos pertenece y que podemos hacer lo que queramos con él? ¿O sabemos que tenemos la encomienda de lograr que todo mantenga su orden, su equilibrio, su armonía y su bondad y así todo alabe al Dios creador?

Actividad simbólica:

Después de leer estas breves reflexiones se les invita a reunirse en familia y a analizar como, desde el seno familiar, se cuida la casa común. Para ello se puede hacer un acto simbólico. Cada miembro de la familia puede plantar un árbol o una flor de la cual se volverá su cuidador. Si no se puede comprar un árbol o planta se puede adjudicar alguna planta de la casa para que un miembro de la familia la cuide. Así se aprenderá a cumplir con la misión que Dios ha dado al hombre en cuanto a la creación. 

Oración:

Padre creador, nos presentamos ante ti para pedirte por nuestra casa común. Con nuestra inconciencia hemos favorecido al detrimento de nuestro planeta. Por eso hoy nos acercamos a ti para pedir por nuestra tierra, cuídala, protégela y fecúndala. Enséñanos a ser custodios de tu obra creadora para hacer que todo ser cumpla con el fin para lo que fue creado que es alabarte. Amén



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