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«Les ha nacido un salvador»

 

Estamos en el tiempo de Navidad. Los momentos de gozo y de familia se nos presentan como una oportunidad para encontrar a Dios. Reunidos en el hogar hacemos de este espacio una Iglesia doméstica en donde Dios puede manifestar su amor a cada miembro de la familia. Este artículo presenta un esquema que se puede utilizar para el momento en que se colocan las figuras del Nacimiento. Como nos indica el Papa Francisco éste es un momento privilegiado para tener un encuentro con el misterio de Belén en familia.

 

Introducción:

Un miembro de la familia puede leer en voz alta la siguiente introducción.

Nos reunimos en familia para conmemorar uno de los misterios más hermosos de nuestra fe. Dios se ha hecho niño, pobre e inocente, en Belén. Este gesto nos muestra la grandeza del amor del Padre que tanto amó al mundo que nos mandó a su Hijo único para salvarnos (cf Jn 3, 16).

 

Lectura:

Se lee en familia el relato del nacimiento del Señor del Evangelio de Lucas 2, 1-20 (aquí se recogen algunos versículos):

 

«En aquella época, el emperador Augusto publicó un decreto ordenando que se hiciera un censo del mundo entero… entonces todos fueron a inscribirse, cada uno a su ciudad de origen. José, que era de la familia y del linaje de David, fue de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David llamada Belén, en Judea, a inscribirse, junto con María, su esposa que estaba embarazada. Y ocurrió que, mientras estaban allí, a ella le llegó el tiempo del parto y dio luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en la habitación… en esa región había unos pastores… fueron de prisa y vieron a María, a José y al niño recién nacido acostado en el pesebre… los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído, tal como se les había dicho.» Lc 2, 1.3-8.16.20

 

Actividad simbólica:

Un miembro de la familia elige un personaje del pesebre y lo coloca leyendo el texto correspondiente.

 

Ángeles: Desde el cielo hemos sido enviados como mensajeros de Dios para anunciar la buena noticia. Esta noticia traerá alegría al pueblo entero. Hoy, en la ciudad de David, ha nacido el salvador, el Mesías, el Señor. Por eso todos los coros celestiales nos unimos en una alabanza a Dios que se ha manifestado glorioso este día de Navidad.

 

Pastores: Los ángeles nos han anunciado la llegada de nuestra salvación. Ellos nos han indicado que en la forma de un misterioso niño está contenido todo el amor de Dios. Él es nuestra esperanza, él es nuestra salvación. ¡Vayamos a adorarlo y a rendirle el homenaje de nuestra fe!

 

Personas del pueblo: Nuestra vida transcurre tranquila y serena hasta que escuchamos una buena noticia que nos es anunciada. Dicen unos pastores que ha llegado el tiempo, que ángeles les han anunciado que es el tiempo del Mesías. ¿Será verdad lo que dicen? ¿Será que hoy se cumplen las escrituras? ¿Creeremos en él?

 

Reyes magos: Venimos desde oriente; desde el extremo de la tierra, guiados por una estrella. Una luz nos anuncia que la oscuridad se desvanece y que ha sido vencida. Se acerca nuestra salvación y nuestra liberación. Una redención anunciada por el pueblo elegido pero destinada a todos nosotros. Nos dirigimos siguiendo esa estrella, con fe y adoración, al encuentro de nuestra salvación.

 

Estrella: He anunciado a los grandes magos de oriente el nacimiento del salvador de todas las naciones. Hoy me coloco sobre el pesebre para que no sólo los judíos ni los magos de oriente, sino que el mundo entero voltee su mirada hacia la verdadera luz que es el niño de Belén que viene a vencer toda oscuridad.

 

Animales: No sólo los humanos se alegran de la venida del Mesías. Toda la creación entera percibe la presencia de su creador y se llena de gozo. Los animales también se acercan al pesebre y le rinden homenaje al creador del universo esperando que sea él el que traiga a la tierra la renovación de los cielos nuevos y la tierra nueva.

 

José: Yo, padre adoptivo de este niño, lo acojo en la familia y acepto la voluntad del Padre de ser su representante. Sin comprender, sino que sólo por la fe, acepto el mensaje de Dios proclamado por el ángel. Protegeré y cuidaré del niño y de su madre hasta que llegue el tiempo de su manifestación pública.

 

María: Yo, María, con temor y con temblor doy a luz a este hermoso niño. Se me ha anunciado que será grande y será llamado Hijo del Altísimo, el Mesías esperado y el rey de Israel. Pero yo lo veo tan indefenso, tan pequeño, tan necesitado de mi calor y de mi amor. Eso le daré. A este niño, hijo de Dios, nunca le faltará mi amor.

 

Jesús: Soy el niño de Belén, he venido para traer a las familias y a los corazones de los hombres la paz y la salvación. Quien quiera llegar a Dios le invito a hacerse como yo, niño, y a caminar por la senda de la pequeñez. Mi Padre lo estará esperando con los brazos abiertos para ofrecerle la salvación.

 

Oración:

Todos juntos repiten la siguiente oración:

 

Padre de bondad ante el misterio de Belén sólo podemos postrarnos. Contemplamos con admiración y con gozo el nacimiento de ese niño que nos trae la salvación. Nos admiramos de tu gran bondad. No nos has dejado solos, sino que has enviado a tu Hijo para enseñarnos cual es el camino hacia ti. Un camino de humildad, de sencillez, de pobreza y de amor. Hoy queremos recorrerlo en familia. Danos la gracia de que nuestro hogar sea un Belén en donde reine la paz y la concordia a ejemplo de la Sagrada Familia. Amén.



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