Orar con los santos
San José
El mes de marzo se festeja la solemnidad de San José quien fue un callado, humilde y obediente siervo del Señor. Gracias a él y a su aceptación de la misión encomendada por Dios, Jesús fue acogido como su hijo adoptivo y recibió el linaje de David por parte de su padre. San José es una figura de la cual se habla poco en los Evangelios y aún así nos deja un legado y una enseñanza. Es considerado patrono de la Iglesia Universal. Él, que cuidó con ternura y esmero a la Virgen María y a Jesús, Hijo de Dios, ahora cuida y protege a toda la Iglesia, cuerpo de Cristo.
San José es ejemplo para nosotros de hombre trabajador. En el Evangelio de Mateo 13, 55 se nos dice que era carpintero. Por tanto, fue un hombre que se santificó a través de su trabajo. Jesús aprendió de él el valor del trabajo que dignifica al hombre haciéndolo capaz de transformar los bienes de la tierra en productos útiles para su sustento y el de su familia. Aprendió de José a participar en la obra creadora de Dios que ha llamado al hombre a colaborar para que la creación entera responda al designio divino que es glorificar a Dios.
Este gran Santo, patrono de la Iglesia Universal, nos enseña también a hacer el bien en la sombra; en lo oculto. San José no es protagonista y aún así sin él no se hubiera podido realizar el designio salvífico de Dios. Fue un hombre que, en lo ordinario, supo vivir el amor. Él cuidó, protegió, amó con ternura a María y a Jesús. Formó con ellos la familia modelo: La Sagrada Familia. Su participación fue sencilla. A la sombra de Dios Padre, él supo colocarse en un segundo plano. Esto no lo hizo menos sino, al contrario, le hizo asumir un rol de apoyo para que Jesús pudiera cumplir con su misión.
Por último, San José es modelo para nosotros por su obediencia. Él recibe en sueños, como era común en el AT, la manifestación de la voluntad de Dios para él. Era un camino difícil. ¡Cómo comprender que María estaba esperando un hijo por obra del Espíritu Santo! Y aún así obedeció. Al instante acepta el querer del Padre y acoge al niño y a su madre, aunque no entendiera cómo podía haber sucedido esto. San José nos enseña a discernir la voluntad del Padre, a veces misteriosa, a acogerla y a seguir por el camino trazado por Dios para nosotros.
Sirviéndonos del ejemplo de este santo hombre trabajado, que hizo el bien en lo oculto y quien obedeció la voluntad del Padre, hagamos una oración en familia siguiendo esta guía.
Guía: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Nos reunimos en familia para aprender de San José, padre adoptivo de Jesús y patrono de la Iglesia Universal, para pedirle a Dios que nos permita vivir nuestra vida cristiana siguiendo su ejemplo y sus virtudes.
Lector 1: «El Ángel del Señor se le apareció (a José) y le dijo: “José, hijo de David, no temas aceptar a María, tu mujer, porque lo engendrado en ella proviene del Espíritu Santo…” Cuando José despertó del sueño, hizo lo que el Ángel del Señor le había mandado, recibió a su mujer… ella dio a luz un hijo, al que puso por nombre Jesús.» Mt 1, 20.24-25
Lector 2: San José nos enseña a dignificar nuestra vida a través del trabajo. Él es el carpintero honesto que transforma los dones de la creación en objetos al servicio de los hombres. Él no se adueña de esta creación, sino que busca que los bienes otorgados por Dios se conviertan en bendición para todos los hombres. Aprendamos de su trabajo oculto y callado haciendo de lo ordinario un servicio para alabanza y gloria del Padre.
Lector 3: San José es modelo para nosotros de obediencia. Aprendamos de él a escuchar la voz del Padre que se nos manifiesta de muchas maneras. Tengamos la capacidad de descubrir la presencia y el mensaje de Dios para nosotros. Y, al haberla descubierto, a ejemplo de San José, adhirámonos a ella con prontitud y obediencia.
Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.
Oración:
Para que todos puedan participar en la oración es bueno tener una copia para cada miembro de la familia.
«San José, protector de la Iglesia Universal, venimos a hacer oración ante ti. Queremos pedirte que nos enseñes a ser hombres y mujeres trabajadores. Que sepamos dignificarnos a través del trabajo y que no permitamos que éste se convierta en esclavitud para nosotros y nuestras vidas. Te pedimos que tengamos tu disposición interior para conocer la voluntad y el querer del Padre y para adherirnos a él sin miedo y con confianza de hijos. Amén.»
Actividad simbólica:
Al terminar la oración hagamos un gesto en familia que represente nuestro deseo de seguir el ejemplo de San José hombre trabajador, de servicio oculto y obediente. Cada uno puede decir en voz alta de qué manera su trabajo (en el caso de los padres de familia) y sus estudios (en el caso de los hijos) los están dignificado y convirtiendo en colaboradores de la creación de Dios como lo fue José.