Para afrontar crisis económicas
Una de las pruebas más duras en el hogar es afrontar una crisis económica. Sabemos que el dinero no lo es todo. Sin embargo, es necesario para vivir. Y cuando falta lo necesario en el hogar, el dinero puede convertirse en un argumento de fuerte tensión en las familias. Si no es bien llevado puede incluso provocar una separación. Por lo que es bueno saber poner en manos de Dios también esta circunstancia.
EL DIÁLOGO FAMILIAR
Sabemos bien que uno de los elementos más importantes en un matrimonio es el diálogo. El compartir lo que se piensa, lo que se sufre, lo que se decide. En tiempos de crisis económica esta confianza se debe acrecentar. A veces un padre de familia puede preferir no decir a su esposa y a sus hijos la situación económica deficitaria. Sin embargo, debe darse cuenta que no esta solo llevando la carga de las exigencias económicas sino que todos deben aprender a poner de su parte. Por lo que, antes de que la situación se complique más es bueno poner las cartas sobre la mesa. Hablar primero con su esposa y exponer la situación y después con los hijos.
Es importante que el modo en que se transmita esta dificultad económica sea con la serenidad y la seguridad que deben proporcionar los padres de familia a los hijos. Hacer ver, sobre todo, que se requiere de la colaboración de todos. Si se logra compartir la situación familiar todos arrimarán el hombro. Algunos con ahorro, otros con algún trabajo sencillo de fin de semana, viviendo de modo más austero, cuidando mejor las cosas que tienen, aprovechando al máximo las oportunidades que se les presentan, etc. Pueden surgir grandes iniciativas de los hijos para ayudar con su granito de arena a la economía familiar. Esto formará en ellos el sentido de la austeridad. Sabrán que hay cosas más importantes que otras a nivel económico y valorarán cada vez más lo que tienen.
LA COMPRENSIÓN
En estas ocasiones el papel de la esposa y madre es muy importante. Sobre todo debe de ser de comprensión. La naturaleza del hombre y su rol como esposo y padre es la de proteger. Se siente llamado a ser aquel que ofrece el sustento familiar y que debe velar por que a sus hijos nunca les falte nada. Al verse inmerso en una crisis económica puede afectar también a su estado de ánimo. Puede sentirse no útil o incluso fracasado, sin haber podido cumplir con su misión. Ahí necesita el apoyo y el sostén de su mujer. Necesita hacer un proceso para darse cuenta del valor que él tiene en si mismo, aporte o no aporte nada a la casa. Debe experimentar que es amado por lo que es, no por lo que ofrece al hogar. Necesita a una mujer que de modo incondicional lo ame.
Para ello, la esposa y la madre, ayudará con sus palabras y con sus obras a que el esposo no sienta más dura la carga de la falta de bienes. Intentando ella misma hacer un programa de ahorra, no exigiendo lo que no se puede ofrecer, enseñando a los hijos a ser austeros ellos también. Esto será refuerzo para el esposo para que no se hunda en esta circunstancia de crisis.
DESCUBRIR VALORES MÁS ESENCIALES
Si se da el diálogo familiar y la comprensión entonces en familia se podrán descubrir grandes valores que son superiores que el dinero. Esta dura prueba puede convertirse en ocasión de crecimiento si se sabe recoger de ella los valores que salen a flote cuando el dinero es escaso. El primero es el valor del amor y la unidad familiar. Un amor y una unidad trabajados. La crisis económica provoca unas tensiones en las que a veces se dicen cosas que no se querían decir, se discute, se puede llegar hasta una fuerte pelea. Por lo que la unidad que es fruto de esta experiencia es más sólida que si no hubieran habido dificultades. Se pone a prueba todo, el amor, la paciencia, la comprensión. Y al saber acercarse, dialogar y perdonar la unión se vuelve más fuerte. La familia junta ha podido salir adelante a pesar de tanto sufrimiento.
Otro valor que se rescata es la gratitud y la valoración de las cosas materiales. Éstas son necesarias para nuestra existencia pero cuando hacen falta o cuando se tienen pocas se valoran más. De modo instantáneo se forma en el corazón de los hijos la gratitud por lo poco que se tiene. Y cuando se recibe algo más, aunque parezca insignificante, el corazón se vuelca en agradecimiento. Las cosas materiales comienzan a tener su justo valor. La jerarquía de los valores se acomoda. Ya no es el dinero el valor más alto sino que Dios, el amor, la familia, a unidad, la gratitud. Así los hijos crecen sabiendo que si hay dinero que bueno, si no, hay muchos otros bienes, más valiosos, que pueden tener.
LA DEVOCIÓN A LA DIVINA PROVIDENCIA
Por último, hay que buscar en el Padre una ayuda. En nuestra tierra se acostumbra a tener devoción a la divina providencia. El Evangelista Lucas pone las bases para esta devoción. Nos refiere un relato en el que Jesús habla de su Padre. Dice que viste a los lirios del campo y da de comer a los pájaros. Y nos invita a reflexionar cuánto más hace el Padre por nosotros que somos sus hijos. “No andéis buscando qué comer ni qué beber, ni os inquietéis por eso, pues por todas esas cosas se afanan los paganos del mundo. Vuestro Padre ya sabe que tenéis necesidad de eso. Buscad más bien su Reino, y esas cosas se os darán por añadidura.” (Lc 12, 29-31). Es la confianza en el Padre providente que no nos va a dejar.
La oración a la divina providencia ayuda hacerla en familia. Reunirse un día al mes para encender una vela, signo de la oración que se eleva al Padre. Y juntos hacer una súplica a Dios para que escuche las necesidades de la familia e intervenga. Esta oración provoca un fuerte vínculo familiar. En Dios se dejan todas las preocupaciones, tensiones, frustraciones, discusiones, para que Él intervenga. Y como familia ponerse en manos de Dios Padre.
Podemos utilizar esta oración mientras encendemos nuestra vela:
Padre bueno, fija tu mirada a nuestro hogar. Tu nos has prometido que nos darás el pan nuestro de cada día. Estamos necesitados de pan, de sustento. No olvides a tus hijos e intervén en esta familia para que podamos tener los bienes necesarios para seguirte amando y sirviendo en esta tierra. Elimina toda tensión o discordia que cause el dinero y enséñanos a encontrar los valores del amor, la unidad, la familia que son superiores al dinero. Amén.