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El lenguaje del amor

 

En este segundo mes del año, la revista nos presenta el tema de las lenguas bíblicas. Como sabemos la Biblia está escrita principalmente en hebreo y en griego. Conocer el idioma en que los textos sagrados fueron escritos nos ayuda acercarnos al aspecto humano del texto. Pero como sabemos la Biblia es un texto humano, pero también divino. La pregunta que este artículo quisiera responder es: ¿Cuál es el lenguaje divino en la Biblia?

 

Introducción:

Un miembro de la familia leer en voz alta la siguiente introducción.

Nos reunimos en familia para descubrir el lenguaje de Dios en la Biblia. Hemos escuchado que las Escrituras son la carta de amor de Dios hacia nosotros los hombres. Por lo que podemos concluir que el lenguaje de la Biblia es el lenguaje del amor. Meditemos en familia esta verdad y dejémonos invadir por el amor que Dios nos manifiesta a través de los textos sagrados.

 

Lectura:

Leer en familia los versículos 1 y 2 del primer capítulo de la Carta a los Hebreos:

 

«Muchas veces y de muchas maneras Dios habló en la antigüedad a nuestros padres por medio de los profetas, y ahora, en este tiempo final, nos habló por su Hijo.» 

Heb 1, 1-2a

 

Meditación individual y familiar:

Se pueden servir de estas ideas para meditar sobre el texto antes leído.

 

Este texto nos dice que Dios ha hablado en el pasado, en la antigüedad, a los padres, es decir en el AT. Y ¿qué nos ha querido decir Dios? Dios nos ha querido comunicar un mensaje de amor. Nos ha querido dejar claro que Él es amor. Y en el AT lo hace a través de imágenes. Algunas de las imágenes presentes en los textos proféticos son las imágenes de Dios como padre, Dios como madre y Dios como esposo del pueblo.

 

En primer lugar, en el AT Dios se presenta como el padre de Israel. Oseas presenta un texto hermoso en el que describe a Dios como un padre que, desde que Israel era niño lo ama y lo llama desde. El profeta utiliza la bella imagen de un padre que enseña a caminar a su hijo, que lo toma en sus brazos y lo alza hasta estrecharlo con sus mejillas manifestando así su amor. Un padre que cuida de su pueblo, que se abaja para darle de comer, que lo llena de afecto y que lo atrae con lazos de amor (cf. Os 11, 1-4). La pregunta que surge es: ¿Al leer el AT logramos percibir este amor que Dios nos tiene; un amor de padre?

 

En segundo lugar, en el AT Dios se presenta como madre. Ahora es el profeta Isaías el que lo atestigua. Él nos revela el amor materno de Dios el cual se compara con la madre que está amamantando a su hijo si ella lo olvidara el niño no podría subsistir. El profeta nos anuncia a un Dios que, aunque la madre se olvide de su hijo, Él nunca se olvidaría de nosotros (cf. Is 49, 15). Y también, al final de su profecía, le recuerda al pueblo que Dios es esa madre que viene a consolarlo en el momento de la tribulación (cf. Is 66, 13). Estos dos textos proféticos también nos hacen preguntarnos: ¿Reconocemos ese amor materno que Dios nos manifiesta a través de los profetas del AT?

 

En tercer lugar, los profetas nos hablan de un Dios que es esposo fiel de su pueblo. Como sabemos son varios los profetas que utilizan la imagen de la esposa adúltera para condenar la conducta idolátrica del pueblo de Israel. Presentan el amor de Dios como el amor fiel de un esposo que sigue amando a su esposa, Israel, a pesar de haber roto la alianza matrimonial con Él (cf. Os 3, 1). Al experimentar este amor fiel de Dios a pesar del pecado del hombre nos podemos preguntar: ¿Con ese mismo amor Dios nos ama a cada uno de nosotros?

 

Con estos tres ejemplos vemos como Dios, en el AT, nos transmite un mensaje de amor. Descubrimos como la escritura tiene un lenguaje de amor. Y esto llega a su plenitud en Cristo. Como nos dice la Carta a los Hebreos en el final de los tiempos, Dios nos habló por medio de su Hijo. Él nos transmitió un mensaje de amor enviando a su Hijo. Como nos dice el Evangelio de Juan: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único» Jn 3, 16. Dios nos quiso amar y para ello se entrega a si mismo en su Hijo, su Palabra, para mostrarnos en la donación total en la cruz cuánto nos ama.

 

A través de estos ejemplos vemos con claridad que los textos bíblicos, escritos en las lenguas de la época (hebreo y griego) no sólo deben ser comprendidos en base a esos idiomas clásicos, sino que también estamos llamados a ir en profundidad y descubrir que, en los textos bíblicos hay un lenguaje divino y ese lenguaje es el del amor.

 

Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.

 

Oración:

Si se considera oportuno, se le puede sacar copias a la oración para que cada uno pueda participar mejor.

 

Dios Padre, Madre y Esposo de cada uno de nosotros, te damos gracias y te alabamos por el mensaje hermoso que nos muestras en los textos sagrados. El lenguaje que utilizas para expresarte con nosotros los hombres es el del amor. Por eso hoy queremos acoger ese mensaje de amor manifestado sobre todo en la entrega de tu Hijo. Él es la Palabra de amor que quieres decir a nuestra familia. Amén.

 

Compromiso:

 

Después de haber leído, meditado y orado con la Palabra de Dios ésta nos debe mover al compromiso. Como familia tomemos la decisión de leer de manera frecuente la Biblia preguntándonos: ¿Cuál es el mensaje de amor que nos transmite Dios hoy? ¿Cómo es su lenguaje de amor para nuestra familia expresado en este texto?



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