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Jesús, Palabra del Padre

 

El tercer mes del año está dedicado a hablar de los autores en la Biblia. Como sabemos Dios se valió de autores humanos que, según su contexto cultural y social, escribieron el mensaje de la revelación. Al final de los tiempos, ya no fue necesario que un autor humano transmitiera el mensaje de Dios, sino que el Señor mismo se hizo carne, se hizo hombre, para transmitirnos los misterios de Dios.

 

Introducción:

Un miembro de la familia leer en voz alta la siguiente introducción.

Nos reunimos en familia para agradecer y bendecir a Dios por el don de Jesús, Hijo de Dios hecho carne. El AT nos prepara, a través de autores humanos, para la venida de Cristo quien, hecho hombre, hace visible y tangible la revelación de Dios. 

 

Lectura:

Leer en familia el versículo 14 del Prólogo del Evangelio de Juan:

 

«Y la Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros, y hemos visto su gloria, la que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.» 

Jn 1, 14

 

Meditación individual y familiar:

Se pueden servir de estas ideas para meditar sobre el texto antes leído.

 

En el AT tenemos varios autores en diversas épocas de la historia del pueblo de Israel. En el NT el evangelista nos anuncia que la Palabra de Dios ya no necesita intermediarios. La Palabra es Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Él, con sus signos, sus enseñanzas y sobre todo con su propia vida, nos viene a transmitir el mensaje de Dios. Cuando leemos los evangelios y nos acercamos a la vida de Jesús ¿somos capaces de comprender este mensaje que nos quiere transmitir Dios?

 

Jesús, Palabra del Padre, es anunciado ya desde el AT. De muchas maneras, tanto en las profecías como en los textos históricos, vemos como los autores bíblicos nos preparan para la llegada de Jesús. Pero no sólo estos textos, también lo hacen los libros sapienciales. Ellos presentan a la sabiduría la que, posteriormente será identificada con Jesús.  

 

Ya desde el libro de Proverbios se nos habla de la sabiduría personificada. Se presenta como una mujer que invita al hombre a caminar por las sendas de la vida (Prov 8). Jesús es la sabiduría de Dios que no sólo muestra un camino de seguimiento, sino que se identifica Él mismo con el camino: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14, 6). ¿Somos conscientes de que Jesús es el camino que nos conduce al Padre y que somos libres de elegirlo a Él o a otros caminos?

 

Más adelante, el libro de Eclesiástico identifica la sabiduría con la ley, la Torah (Eclo 24). El sabio es aquel que se adhiere a la ley y se dedica a estudiar la ley. En el NT hay una nueva ley, la ley del amor, presentada por Jesús en sus enseñanzas y vivida hasta el extremo. Él es la nueva ley que supera la ley antigua. Y esa ley se resume de la siguiente manera: «Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros. Así como yo los he amado, ámense unos a otros» (Jn 13, 34). Es así como Jesús cumple lo que el AT anuncia. ¿Queremos ser sabios y adherirnos a esta nueva ley, la ley del amor, vivida a ejemplo de Jesús?

 

Por último, el libro de la Sabiduría indica que la sabiduría participa de la naturaleza de Dios y sólo se puede adquirir con una actitud religiosa. Es ahora la plegaria un modo de tener la sabiduría como lo muestra en la oración hecha por Salomón (Sab 9). Es en la intimidad con Dios y en el amor que uno adquiere la sabiduría. En Jesús, hombre-Dios, y en la relación de amistad, intimidad y seguimiento de Él, se obtiene la sabiduría. ¿Buscamos un encuentro frecuente con Jesús en los sacramentos y el contacto frecuente con la Palabra de Dios?

 

Se pueden dejar unos minutos de silencio para la meditación personal.

 

Oración:

Si se considera oportuno, se le puede sacar copias a la oración para que cada uno pueda participar mejor.

 

Jesús, Palabra del Padre, queremos conocer a Dios. Él se ha manifestado en el AT a través de autores humanos. Ellos, en su tiempo, en su cultura y en su época, han querido transmitirnos tu revelación divina. Pero ahora, ya no necesitamos mediador humano. Tenemos a Jesús, la Sabiduría, la Ley, la revelación misma, que se ha hecho carne, uno como nosotros, para transmitirnos tu mensaje de amor. Permítenos conocerlo cada vez más y así conocerte a ti, Padre de bondad. Amén.

 

Compromiso:

 

Después de haber leído, meditado y orado con la Palabra de Dios ésta nos debe mover al compromiso. Como familia comprometámonos a buscar la revelación de Dios a nuestras vidas con el contacto asiduo de los Evangelios. En ellos encontramos a Jesús. Él será el camino que nos conduzca al Padre.



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