Dios ordena nuestro «caos» familiar
La lectio divina es una manera de acercarse a la Palabra de Dios para que el Señor ilumine nuestra inteligencia, nos haga descubrir su mensaje en su Palabra, convierta nuestros corazones y nos permita dirigirnos a Él formulando una oración. Para ello se siguen cuatro sencillos pasos: leer, meditar, contemplar y orar. Esta lectio divina pretende ser para ustedes lectores una ayuda para orar en familia. Hacerla juntos puede lograr que su hogar se convierta en escuela de escucha de la Palabra y morada de la misma.
Lectura:
Es importante leer juntos y de manera pausada la Palabra de Dios que se ha elegido para realizar la lectio divina. Un miembro de la familia puede leer en voz alta todo el texto de Gn 1, 1- 2, 4. Aquí se presentan algunos versículos significativos:
«En el principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra era caos y confusión: oscuridad cubría el
abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas.»
Gn 1, 1-2
Meditación:
Después de haber leído estos versículos es bueno reflexionar en lo que dice el texto en sí mismo y lo que nos puede decir a cada uno de nosotros. Se pueden servir de estas breves reflexiones y preguntarse: ¿a mí que me dice el texto?
El génesis presenta dos relatos de la creación. Uno lo hace desde una perspectiva más amplia hablando de todo el universo (Gn 1, 1 – 2, 4) y el otro se centra sobre todo en la creación del hombre y de la mujer (Gn 2, 4-25). En el primer relato la creación se realiza por una separación. Dios separa la luz de las tinieblas, separó las aguas, el día y la noche, etc… En cambio en el segundo relato se muestra a Dios como un alfarero que forma del barro al hombre.
¿Qué significa la separación? ¿Por qué separar una realidad de otra? ¿Esto es un acto creador? La separación se presenta como definición. Dios ordena el cosmos clasificando los elementos. Por lo que la separación es un modo en que el autor manifiesta la manera de ordenar la realidad para que llegue a ser el universo organizado.
La tierra, en su inicio era un caos. A veces se traduce como una tierra informe y vacía. Dios toma ese caos y lo va ordenando separando la realidad. Va definiendo cada una de las cosas y les va dando su lugar. Nuestra vida, nuestro hogar y nuestra familia a veces también se encuentra en un caos. Necesita de Alguien que ordene la realidad, que la vaya definiendo y que vaya colocando cada cosa en su sitio. Dios tiene este poder de ordenar nuestro caos familiar. Quiere entrar en nuestro hogar para darle la forma de un espacio de armonía y de paz en donde todos puedan desarrollarse y ser felices. Solo hay que dejarlo entrar.
Este orden lo realiza el Señor con la fuerza de su Espíritu. El texto nos dice que el Espíritu de Dios aleteaba por encima de las aguas. El mar, el océano y las aguas en la mentalidad hebrea es símbolo del mal. Para el pueblo de Israel, que no vivían en la costa, pensar en el mar era imaginarse una fuerza de mal que podía incluso quitarles la vida. Por eso el teólogo del texto de Génesis indica que sobre ese mal que parece no poder ser dominado volaba el Espíritu de Dios. Es a través del Espíritu Santo que Dios va ordenando ese caos que se ve expresado con la imagen del mal: la aguas.
Nos podemos preguntar nosotros también: ¿Nos damos cuenta del caos que hay en nuestra vida y en nuestro hogar? ¿Somos conscientes que la falta de orden y de armonía es en el fondo falta de Dios? ¿Dejamos que Dios entre en nuestra vida y en la de nuestra familia para que lo ordene todo con la presencia de su Espíritu? ¿Dejamos así que el caos de paso a la creación?
Dios quiere hacer de nuestra vida y de nuestro hogar un lugar armónico para vivir. Pero no nos pide que eliminemos todo lo que somos y que empecemos de cero. No realiza en nosotros una creación que no toma en cuenta nuestra naturaleza a veces débil y frágil. Al contrario Él parte de nuestra realidad de caos y su obra creadora en nosotros es la de ordenar ese caos, darle armonía y paz. Así es que cuando uno ve su propia historia o su propia familia y encuentra en ella caos es importante no querer eliminar esa realidad sino que más bien presentar a Dios ese caos para que él, con su Espíritu Divino, lo ordene.
Contemplar:
Al haber meditado este texto de la Biblia es importante propiciar un momento de oración personal en donde permitimos que, a través de la gracia, lo que hemos comprendido con nuestra inteligencia se vuelva una realidad en nuestra vida. Cerremos los ojos, abramos nuestro corazón y traigamos a nuestra mente el caos de nuestra vida y el caos de nuestra familia. Solo así, presentándolo a Dios, va a poder ser ordenado por Él. Él quiere constantemente recrearnos con su gracia pero para ello debemos presentarle nuestro caos para que Él actúe con la fuerza creadora de su Espíritu.
Oración:
Después de este espacio de silencio en donde cada uno permitió que Dios actuara en su interior es bueno dirigir todos juntos esta oración a Dios:
«Padre creador mira nuestro caos. En nuestra casa y en la vida de cada uno de los que la habitan hay un cierto caos, desorden, falta de armonía y de paz. Venimos humildemente a presentártelo para que, con tu fuerza creadora, lo ordenes. Manda tu Espíritu para que vuele sobre nuestras aguas que representan el mal y lo ordene todo para que vivamos en la paz de la presencia de Dios en el hogar. Amén»
(Gn 1, 1- 2, 4)